Soy enemiga de la realidad.

Solamente podía pensar en permanecer quieta en aquella habitación tan pequeña, no me quería levantar de la cama, no me quería mover. No quería sentir, y lo logré.

Lo único que hacía en esos días tan oscuros para mi, era llorar. Pasaba horas sin hacer nada, mirando algún punto fijo. Mi cuerpo seguía vivo, aunque agonizando, pero yo ya no era la persona que solía ser. Ya no estaba. No existía.

Y ahí entendí. Todo este tiempo cayendo.. Lo que yo quería no era una mano que me sujetase, lo que yo quería era tocar el fondo, ver cómo era, sentir cómo era. Estrellarme.
La sensación fue genial y estoy segura de que algo cambió en estos últimos días. Y no es gran cosa. Ahora cuando sonrío, lo hago de verdad, ya no tengo que fingir. Y que bien se siente. Al fin puedo sentir algo, tanto tiempo estando muerta, tanto tiempo perdido.. Y lo único que necesitaba al fin lo encontré. Y repito, no era la gran cosa.