
Yo la miraba mientras la transportaban a cuidados intensivos, llevaban rápido su pequeño y maltratado cuerpo en una camilla, casi no podía verla por la pared de enfermeros a su alrededor. Había tenido una sobredosis de pastillas, había perdido mucha sangre y su corazón se había parado dos veces en la ambulancia. Yo no podía hacer otra cosa más que esperar.. Mi mente se paralizó por completo, la habitación de espera me daba vueltas, no podía parar de pensar en ella. Pensaba en cuando la encontré, ya inconsciente, sumergida en una bañera de sangre, la levanté apenas la vi y pude ver su cuerpo frágil, demasiado diminuto entre mis brazos. Sus muñecas y sus piernas, anteriormente blancas, estaban teñidas de líneas rojas. Me espanté. Corrí, con ella en brazos y llamé a una ambulancia.. La cubrí con una manta con cuidado de no tocar demasiado sus heridas y esperé. Fueron los minutos más largos de mi vida, no recuerdo si ella respiraba en esos momentos..
Una enfermera interrumpió mis recuerdos, mi corazón se aceleró tanto que pensé que todo el mundo podía escuchar mis latidos. -"Sobrevivirá"-. Eso me dijo, y fui el hombre más feliz, lo más que podía ser en un momento como ese. Y entonces me fui a casa, sabiendo que ella estaría bien.
Todos los días iba a verla a la habitación dieciséis, aunque siempre la encontraba dormida, le contaba su cuento preferido, que yo sabía muy bien cuál era. Sabía que no me escuchaba, pero yo era feliz teniéndola cerca. A veces, le cantaba. Y otras, simplemente me quedaba observándola.
No sé si pasó una semana o dos, pero un día la encontré despierta, sentada en el piso, cantando alegremente, mirando hacia nada.. Entonces me acerqué.
Continuará..
No, esta historia no es real. O como quieran. Quizás lo sea.
PD: No lo voy a continuar, lo escribí bajo los efectos de ciertas sustancias, y no me acuerdo lo que quise decir, ni por qué lo publiqué. Y aunque la autora fui yo, no sé el propósito ni la continuación de lo que mi otro yo quiso contar.
Una enfermera interrumpió mis recuerdos, mi corazón se aceleró tanto que pensé que todo el mundo podía escuchar mis latidos. -"Sobrevivirá"-. Eso me dijo, y fui el hombre más feliz, lo más que podía ser en un momento como ese. Y entonces me fui a casa, sabiendo que ella estaría bien.
Todos los días iba a verla a la habitación dieciséis, aunque siempre la encontraba dormida, le contaba su cuento preferido, que yo sabía muy bien cuál era. Sabía que no me escuchaba, pero yo era feliz teniéndola cerca. A veces, le cantaba. Y otras, simplemente me quedaba observándola.
No sé si pasó una semana o dos, pero un día la encontré despierta, sentada en el piso, cantando alegremente, mirando hacia nada.. Entonces me acerqué.
Continuará..
No, esta historia no es real. O como quieran. Quizás lo sea.
PD: No lo voy a continuar, lo escribí bajo los efectos de ciertas sustancias, y no me acuerdo lo que quise decir, ni por qué lo publiqué. Y aunque la autora fui yo, no sé el propósito ni la continuación de lo que mi otro yo quiso contar.
me gusta mucho!
ResponderEliminarSegui escribiendo!