Hoy apenas empieza tu tercer día, y una botella de agua acompaña tu soledad. Los labios secos se te animan un poco con el roce de un café caliente, pero tus manos aún no dejan de temblar. Hay un frío helado que atraviesa todas tus capas de ropa hasta quebrar tus huesos, todavía sin ser visibles debajo de tu piel. Tus pasos no son seguros, pero saben muy bien a dónde van a llegar. Una voz te dice que no debes parar, y tu mente no dejará de gritar.
Delirios.
hermoso. escribis muy bien.
ResponderEliminarAmo como escribis.
ResponderEliminarSos una buena escritora, pero me pongo triste...
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