Quiero acariciarte con una gillete.

No tengo ganas de nada, ni de nadie. Quedarme en mi casa y comer todo el día es lo único que quiero hacer. No tengo ganas de que llegue mañana, el domingo es para otro tipo de cosas. Para cortarse o para suicidarse quizás, pero no tan masoquista como para ir a verte. Hay noches que deberían ser eternas, hay mañanas en las que no quisiera existir. Y a veces siento que doy lástima, siempre mendigando tu amor, amor que nunca recibo y que siempre anhelo con tantas ansías.. Me alimento de tus promesas.
La depresión para mi es un estado de ánimo constante, me siento incómoda cuando me siento bien. No quiero salir de mi molde, no me gusta el contacto, me estremezco ante otras personas. Pero vos, vos sos muy lejano a un ser humano en algunos aspectos, tenes los ojos negros y casi siniestros, fríos, inexpresivos. Sos violento, masoquista y manipulador, pero en el fondo necesitamos lo mismo. Dependencia.
¿Amor? Amor siento cuando acaricio a mi gato, amor es cuando mamá se preocupa por mi, amor se siente por momentos, pero yo no te amo. Te amaré algunas veces, pero la mayoría de las veces te odio, y ese sentimiento es el que siento con más fuerza, es el sentimiento que nos une. El odio que nos tenemos, tanto odio que no podemos permitir que alguien más ame al otro. Ya es el tercer año que llevamos juntos, y te odio, te odio tanto que no te puedo dejar. Te quiero para mi, te quiero por que soy masoquista.
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